Página:Manifiesto á las naciones del Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas (Lima. Imprenta de Ruiz. Año de 1820).djvu/15

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
XV


vantado un Argos que velase sobre su seguridad, y las conservase intactas para presentarse al cautivo rey si recuperaba su libertad. Era esta medida imitación de la España, incitada por la declaración que hizo à la América parte integrante de la monarquia, é igual en los derechos con aquella; y habia sido antes practicada en Montevideo por consejo de los mismos españoles. Nosotros ofrecimos continuar los socorros pecuniarios y donativos voluntarios para proseguir la guerra, y publicamos mil veces la sanidad de nuestras intenciones, y la sinceridad de nuestros votos. La Gran Bretaña, entonces tan benemérita de la España, interponia su mediación y sus respetos para que no se nos diese un tratamiento tan duro y tan acerbo. Pero estos hombres obcecados en sus caprichos sanguinarios desecharon la mediación, y expidieron rigurosas órdenes à todos los generales, para que apretasen mas la guerra y los castigos. Se elevaron por todas partes los cadahalsos, y se apuraron los inventos para afligir y consternar.

Ellos procuraron desde entonces dividirnos por quantos medios han estado à sus alcances, para hacernos exterminar mutuamente. Nos han suscitado calumnias atroces, atribuyéndonos designios de destruir nuestra sagrada religion, abolir toda moralidad, y establecer la licenciosidad de costumbres. Nos hacen una guerra religiosa, maquinando de mil modos la turbación y alarma de conciencias, haciendo dar decretos de censuras eclesiásticas à los Obispos españoles, publicar excomuniones, y sembrar por medio de algunos confesores ignorantes doctrinas fanáticas en el tribunal de la penitencia. Con estas discordias re-