desventura se siguió la de que regresando cuatro años despues a España en una galera, fué esta apresada por el famoso corsario Arnaute Mamí que le condujo cautivo á Argel. Sin embargo de ser su dueño un bárbaro insensible á los gritos de la humanidad y de la clemencia, como el mismo Cervantes lo refiere, no por eso se desalentó, sino que trató de buscar todos los medios posibles para recobrar su libertad. Huyó de la casa de su amo, ocultándose en una gruta abierta por un cautivo en un jardín á orillas del mar. Un mallorquín, llamado Viana, debia volver á aquel sitio en busca de Cervantes y de otros compañeros asi que se rescatase, y puede imaginarse el ansia con que aquellos infelices ansiarían que el rescatado volviese á su patria, equipase una embarcacion y se arrimara á la costa de Argel.
Su dilatada esperanza les salió vana por que aunque Miguel de Cervantes alentaba y animaba á todos, y aunque el mallorquín cumplió con su promesa, equipó el buque y volvió en busca de los escondidos, hizo la mala suerte que fuese reconocido en el momento en que iba a tomar tierra, con lo que temeroso del peligro que le amagaba, pues los moros empezaban á alarmar la costa, hubo de hacerse de nuevo al mar y no volvió ya á aparecer. El valor de Cervantes no se abatió con este nuevo contratiempo, y aun le aguardaban otras pruebas mas rigorosas. Consiguió inspirar nuevas esperanzas de que volveria
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