dolencia, y el cielo, ó Dios, por mejor decir, que es nuestro médico, le aplicará medicinas que le sanen, las cuales suelen sanar poco á poco, y no de repente y por milagro: y mas que los pecadores discretos estan mas cerca de encomendarse que los simples; y pues vuestra merced ha mostrado en sus razones su prudencia, no hay sino tener buen ánimo, y esperar mejoria de la enfermedad de su conciencia.
¡Oh envidia, raíz de infinitos males, y carcoma de las virtudes! Todos los vicios, Sancho, traen un no sé qué de deleite consigo; pero el de la envidia no trae sino disgustos, rancores y rabias.
Donde reina la envidia no puede vivir la virtud, ni adonde hay escasez la liberalidad.
¿Tiene por ventura gallinas el tal ermitano? preguntó Sancho. Pocos ermitaños estan sin ellas, respondió don Quijote, porque no son los que ahora se usan como aquellos de los desiertos de Ejipto, que se vestian de hojas de palma, y comian raices de la tierra. Y no se entienda que por decir bien de aquellos no lo digo de aquestos, sino que quiero decir que al rigor y estrechesa de entonces no llegan las penitencias de los de ahora; pero no por esto dejan de ser todos