Página:Manuela Rosas.djvu/61

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hace de este mundo el paraíso terrestre de los hombres. Y de ahí esos mil cuentos que corren de boca en boca sobre esa víctima de su propio padre, y que ninguno se ha tomado el trabajo de averiguar la causa de ellos. He ahí ese hecho sorprendente de las orejas saladas del coronel Borda, que se asegura fueron presentadas por ella en un plato, a un oficial de la marina inglesa. Hecho repugnante y horrible, pero que no prueba más, que la revolución que han sufrido en Manuela, por causa de su educación, todos los sentimientos y los instintos de mujer: que es una mujer sin sensibilidad, en la manera como se entiende esta expresión, pero nada más que esto.

Se vé pues, que estoy perfectamente de acuerdo con los que sostienen que Manuela Rosas no puede tener la sensibilidad y los instintos que las otras personas de su sexo; pero ¡cuan lejos