los Zares y gran parte de la nobleza, habían sido asesinados. Sólo algunos pocos habían logrado evadirse de este primer plano de refor- mación social, huyendo al extranjero. En Y... tuvimos más detalles del avance bolscheviqui. Las tierras, castillos, bienes en general de los aristócratas, habían sido confiscados por el soviet. Fué en esos momentos que nuestro comandante recibió un mensaje del cónsul británico en Petersburgo, rogándonos acep- táramos como pasajeros a la condesa Prazinka y a su hija, que emigraban acogidas al pabe- llón inglés. Aunque el reglamento establecía que el «Cosiana» únicamente podría trans- portar carga de guerra, dado lo excepcional del caso, el capitán decidió violarlo.
Al abandonar B... para emprender nueva- mente rumbo al Noreste, iban con nosotros la condesa, que era una mujer de cierta edad, distinguida y afable, y la señorita Ana de Prazinka. No creo poder describir a Ana, aunque ella viva en mí y me acompaña como mi sombra.
Sólo diré que tenía unos ojos muy grandes