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DOS AMORES
Te amé cuando en la senda de la vida
Flores no más hollabas con tu planta;
Te vuelvo á amar en esta que te encanta
Edad de sueños para mí perdida.
No es el amor que á la virtud mentida
Himnos de gloria y de ventura canta,
Ni la pasión consoladora y santa
Al dulce soplo de la fé nacida.
Es ese afán que en su entusiasmo loco
Funde lo deleznable con lo eterno,
Que trueca en oro la mundana escoria,
Que hasta su misma dicha tiene en poco,
Y que si en un dolor copia el infierno,
Da en un placer la imágen de la gloria.
Madrid, 1859.