Ir al contenido

Página:Menosprecio de corte y alabanza de aldea (1922).pdf/100

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

CAPITULO XI

QUE EN LAS CORTES DE LOS PRÍNCIPES SON TENIDOS EN MUCHO LOS CORTESANOS RECOGIDOS Y MUY NOTADOS LOS DISSOLUTOS.

No deve el cortesano acompañarse por la corte ni llegarse en palacio a hombres vanos ni livianos; porque en las casas de los príncipes y grandes señores qual fuere la compañía con que cada uno anda, en tal reputación ternán a su persona. De la mala compañía no se puede apegar al cortesano sino ser notado de liviano o avezarse a ser vicioso; porque por hombre de bien que sea, o ha de imitar lo que hazen o dissimular lo que vee. No deve el cortesano cometer el pecado con pensar que del rey no será sabido, porque en las cortes de los prínoipes, como ay ingenios tan delicados y hombres tan malignos, no sólo parlan en palacio lo que hazemos, mas a un adevinan lo que pensamos. Sea grande, sea pequeño, sea clérigo, sea fraile, sea privado o sea abatido, que no ay hombre en la corte que no le miren do entra, no le aguarden de do sale, no le acechen por do va, no le noten con quién trata, no espíen a quién busca, no noten de quién se fía, no miren a quién sirve y no sepan con quién se huelga. Creedme, señor cortesano,