Las oportunidades más prometedoras en la actualidad parecen ser, para capital, para trabajarlo en fabricación con la materia prima que abunda en el país. Estas oportunidades aumentarán con el crecimiento del transporte. La mano de obra es barata. Los peones tienen poca inventiva pero suficiente talento imitativo talento y son excelentes trabajadores en molinos. Trabajan por veinticinco y treinta y siete centavos al día, y no tienen ningún sindicato ni huelgas. Hay pocas oportunidades aún para personas con pequeños medios. El Gobierno ha tomado primeros pasos rudimentarios hacia el fomento de la inmigración, y el camino está plagado de dificultades.
Un tratado comercial está ahora en manos del Senado de los Estados Unidos. Será aprobado en alguna forma en poco tiempo y puede resultar en la mejora de oportunidades de negocios locales, como debe ser el volumen de comercio entre los dos países. Lo que queremos es una reducción tal de impuestos, que nos pongan al menos en las mismas condiciones que Inglaterra (en favor de lo cual hay una cierta discriminación), para que nuestros productos y maquinaria pueden ser vendidos en el país en condiciones razonables. Se prevé que puede haber un comercio que ahora es de aproximadamente $30.000.000 de dólares anuales (incluidas exportaciones e importaciones) puede llegar a $100.000.000. Los mexicanos, por su parte, desean admisión para su azúcar y cáñamo. El Tratado ha tenido su principal oposición hasta ahora en nuestros agricultores de azúcar en el sur. Su miedo a la competencia es apenas razonable en la actualidad. Nuestros propios productos parecen más probables que vayan a México al principio. Un tema de importancia es que el azúcar se ha estado vendiendo en dieciocho centavos por libra últimamente en el viejo Monterey, en el país que profesa cultivarla.* El valor
- Cifras detalladas de nuestro comercio con México y otros temas útiles, se encontrará en "Estados fronterizos de México," por Leonid Hamilton. Chicago, 1882.