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ALGUNOS RASGOS DE LA HISTORIA PECULIAR, ETC.

Noria, repudiando los poderes existentes y proponiendo conservar el mando militar hasta el establecimiento de un nuevo orden de cosas."

Una sangrienta guerra de más de un año siguió, en el que los Porfiristas fueron derrotados completamente. Díaz, amnistiado, se presentó en la capital y fue recibido afablemente por Lerdo, quien aseguró que él, por parte del Gobierno, podría vivir tranquilo sin temor de persecución o daño. "Nada," nuestro historiador exclama, en entusiasmo acerca de estos tiempos, "da una mejor idea de la constancia y elevación del carácter mexicano, una herencia de su ascendencia española, que lo que pasa en nuestras guerras civiles y extranjeras. Parece que las derrotas solo sirven de estímulo y alimento fresco para la refriega".

Bajo que posible teoría estos jefes ambiciosos siempre han hecho a sus partidarios tan dispuestos a sacrificarse por ellos, es una especulación a la que no voy a entrar. Porfirio después permaneció tranquilo hasta 1876, cuando publicó el Plan de Tuxtepec, y se levantó contra Lerdo, que había sucedido a Juárez. Capturó a Matamoros mediante un audaz golpe de estrategia; él fue capturado a bordo de un barco; y escapó de los Lerdistas saltando al mar, a través de la connivencia de un sobrecargo estadounidense, quien después fue nombrado cónsul en San Nazario. Después de una serie de tales aventuras su persistencia ganó el día, y Lerdo tomó la lucha. Lerdo "Don Sebastián" se dice que probablemente fue el Presidente la República más académico y consumado que la republica haya tenido alguna vez. Había sido maestro de escuela, sin embargo y trató de gobernar el país en el espíritu de pedagogo había estado acostumbrado. Perdió el favor, también por su falta de talento militar y huyó cuando su fortuna era de ninguna manera desesperada. La gente del país estaba fuertemente a su lado al principio, pero esta cosa singular ocurrió — que, lo encontraron incapaz de protegerlos