millones de personas. Pero no pasa un año sin varios desastres, que ha llevado a los suscriptores que sus riesgos a Vera Cruz unas cinco veces mas que a otros puertos. La suma de estas pérdidas por un breve tiempo pagaría el costo de las obras necesarias para hacer el inhóspito camino en un puerto.
Unos pocos preparativos rudimentarios son absolutamente necesarios antes de que México pueda entrar en el período previsto de prosperidad, y la creación de puertos en cierto grado acorde con las nuevas instalaciones de transporte es uno de ellos. Un plan de rompeolas, sin duda, tendrán que adoptarse como tanto se usa en nuestros grandes lagos y los puertos de canal de Europa. Es de interés escuchar, durante mi estancia en el país, que esta necesidad había impresionado a las autoridades en Vera Cruz y Tampico, y que habían tomado el paso de asesoramiento sobre que era lo mejor para hacerse con el ingeniero estadounidense, Capitán Eads, que se dedicaba en su esquema único de un ferrocarril-barco a través del istmo de Tehuantepec.
Tuve el placer de pasar la noche, esperando la salida del tren, en una casa grande, fresca y espaciosa, con el cónsul estadounidense. Él había sido un residente durante doce años y había criado su familia y sus hijas aquí. No parecería, a primera vista, un atractivo lugar para criar una familia; pero tuvieron mucha compañía de los buques en puerto, haciendo viajes ocasionales a la capital, o unas vacaciones en Jalapa o Córdoba, por encima de la línea de peligro y parecía muy contento.
El cónsul era un médico y tenía mucho que decir sobre el tema de la fiebre amarilla. Insistió en que era epidemia, pero no contagiosa. Las autoridades locales