Canal de Santa Bárbara. Santa Bárbara, en su lado práctico, ha dedicado más atención que la mayoría de otros lugares al cultivo de la aceituna —una industria aun en su infancia. Algunos cultivadores han obtenido maquinaria, que cuesta unos mil dólares, para exprimir el aceite. Como condimento el fruto no se ha encurtido verde aquí, como la oliva española, solo se madura en negro. Puede ser que sea necesaria una educación especial para el gusto de cada variedad de aceitunas, así como para adquirir el gusto al principio. Aquí son de una variedad pequeña, desciende de los viejos tiempos de la misión, y es difícil no encontrarlas amargas e insípidas. El embarque líder de San Buenaventura es miel. Un millón de libras anuales del Condado de Ventura, del que es capital, no es un producto inusual.
Navegué de Wilmington rumbo a San Diego. Me embarqué en la noche en un pequeño remolcador, que navegó hacia por abajo por las curvas del tortuoso canal, por encendedores negros que Whistler hubiera deseado grabado, y después de la isla del hombre muerto y nos transfirieron a bordo de un vapor de Costa que esperaba. A la mañana siguiente estábamos en nuestro destino, cien millas más abajo. San Diego, se eleva en una suave pendiente, hace una bonita impresión desde el agua. Un cuartel de Estados Unidos (amarillo), con un asta bandera en el centro, es el objeto más prominente al frente. Se le da vuelta a una inmensamente larga y estrecha península de arena, que contribuye a formar un excelente pequeño puerto y llegamos a un muelle de atraque inmensamente largo. Es una característica de todos los puertos de California tienen muelles inmensamente largos. A la izquierda es "Ciudad vieja", su playa donde Dana una vez cargó pieles en su famoso "Dos