Saltus ha presentado a este Mazzantini real en su "Desventura del Sr. Incoul", en la que ocurre una descripción de una corrida en la madre patria.
El gran Mazzantini es italiano por padre y español por madre. Nació en Elgoibar, en España, en 1856, educado en parte en Bilbao y luego en Roma, donde su familia fue a residir. Regresó a España y, con un poco más de catorce años, tuvo algunos puestos administrativos menores bajo el caballerango jefe del rey. Es interesante notar que educación superior parece contar incluso en toros, como probablemente se mantiene en toda ocupación, no importa que tan poca demanda que a primera vista parecería haber. El viejo Don Quijote tenía razón en pensar que sus poderes intelectuales lo habrían puesto en una buena posición en el campo más remoto en el que él podría haber elegido para aplicarlos.
"Te aseguro a ti, sobrina," todos lo recordamos diciendo: "que no era toda mi alma engrosada por las arduas tareas de caballería, no hay un arte curioso que no adquiriría — particularmente el de hacer jaulas de pájaros y palillos."
Mazzantini es un hombre educado y probablemente hay muy pocos de ellos en su peculiar vocación. Dejó su puesto para continuar sus estudios y tomó el grado de licenciado en artes, no recuerdo en qué Universidad; pero quizá fue incluso en Salamanca, más allá de que, como sabemos, no hay más estudios posibles. Cuando esto acabó, entró en la oficina telegráfica del ferrocarril español del sur, donde se convirtió en jefe de estación. Fue en este momento, a fuerza de ver tantos espectáculos pasando por ahí, que adquirió su sabor, su verdadera pasión, para toros. Comenzó a participar en las novilladas una especie de exposición de aficionados, y