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GRUTA DE CACAHUAMILPA.

catedral, brillante como el resto con estalactitas brillantes, mientras que el suelo está cubierto con agua a la rodilla. El lago oscuro, iluminado por la luz de una docena de luces azul y velas romanas y reflejando las brillantes paredes de la caverna, las antorchas del grupo y la tribu de indios presentes— habría hecho una imagen para Martin.

Ahora habíamos penetrado casi cinco mil pies en el interior de la tierra, y los guías dijeron que las cámaras son innumerables aún más allá. Personas han dormido aquí y han seguido al día siguiente, pero aún no se ha descubierto el final. Han pasado algunos años desde que, explorando más allá de los límites habituales, un grupo de viajeros descubrieron el esqueleto de un hombre; sus huesos eran blancos y secos, y los guías Indios, después de apilarlos, erigieron una cruz encima, con lo que consagraron toda la caverna como la tumba del muerto desconocido. ¡Si era un viajero perdido, un deudor fugado, un amante suicida o un miserable asesino buscando ocultarse de perseguidores vengativos, nadie puede decir!

Desde esta Cámara regresamos a la entrada siguiendo nuestros cordeles. Apenas recuerdo nada tan hermoso como la vista, cuando vimos el primer atisbo de luz, resplandeciendo, como un amanecer gris, a través de las cortinas verdes de vides que cubrían la boca de la caverna y se reflejaba en el agua como lago.

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Volvimos al pie de las colinas, donde encontramos nuestros sirvientes y caballos y nos refrescamos de la fatiga producida por el incesante ejercicio y esfuerzos de las últimas tres horas. Retirandonos por la cañada al rancho de Don Miguel y le pagamos liberalmente por su entretenimiento, nos despedimos de esta parte de México y volteamos nuestras caras al este.

Estuvimos obligados a regresar a la noche a la aldea de Tetecala y como la tarde ya estaba avanzada, obtuvimos un guía que conocía una ruta más corta sobre la montaña, que la carretera por la que fuimos ayer al rancho.

La noche nos llegó antes de caminar la mitad de nuestro viaje, y no sé más del camino de que por observación. Era totalmente oscuro, y había una serie de cañadas y barrancas que pasar; pero el paso de animales de México es tan seguro, que cabalgaba tan cerca del guía como como se podía cómodamente y segui el liderazgo de su sagaz mula. De la manera como las bestias subían y se deslizaban sobre rocas, en la oscuridad absoluta, no me cabe duda que el camino estaba plagado de muchos peligros. Después de pasar la montaña, tuvimos que nadar un río de cerca de treinta yardas de ancho, que estaba considerablemente más crecido por las ultimas lluvias, que, por fatiga y peligro, estuve encantado de llegar a nuestro destino; donde el primer saludo de nuestros anfitriones, cuando escucharon