Página:Mexico as it was and as it is.djvu/377

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
296
MÉXICO.

de gran importancia para nosotros. Inglaterra actúa la parte de un editor para Estados Unidos. Ella recoge la noticia, la literatura, las invenciones progresivas y el genio del mundo antiguo, con actividad incomparable;—y siempre, cuando mucho, solo doce días detrás de ella en difundir estos resultados entre los diecisiete millones de nuestro propio pueblo. Pero se puede temer, que pasará mucho tiempo antes de que México imite nuestro ejemplo. España no es Inglaterra en energía intelectual o adelanto; y el día aún no ha llegado en México cuando una obra en dos volúmenes pueda ser impresa, empastada y distribuida a sus principales ciudades dentro de veinticuatro horas después de su recepción desde Europa.

Me temo que la tendencia de nuestra hermana República es mucho hacia el extremo opuesto. No se ha liberado del fanatismo español que inculca la idea de que una nación debe hacer todo por sí misma, sin una marina comercial propia a llevar un comercio bien regulado. Esto me parece que sea una política arisca y es probable que haga bárbaros de las personas que la practican, como se calcula que aislamiento hace ascetas a quienes se niegan a mezclarse con el mundo y mejorar sus espíritus por un libre intercambio de opiniones y sentimientos. Es bueno vivir donde se sienten los golpes de un gran impulso de la sociedad; y es hora de que el hombre recuerde que no es una mera máquina, cuya cuenta con el tiempo es un balance entre dichos poderes manuales productivos que Dios le ha dado y determinadas columnas temerosas de dólares y centavos.

En el resumen me he esforzado para presentarles el carácter mexicano, yo debo ser acusado de incoherencia por aquellos que piensan que estoy contradiciendo lo dicho anteriormente, ya sea sobre las costumbres supersticiosas, o los vicios que mandan a tantos a prisión y hace a otros tan imprudentes en la vida y fortuna. Estos son males engendrados en el tiempo y falta de recursos. En la actualidad, no trato a ningun jugador político ni sociales; ni fragilidades femeninas, ni esa astuta duplicidad que lleva a altos lugares en el estado; ni a vagancia gentil, ni a los léperos proscritos o los indios ignorantes que forman una tan gran parte de la población del país. Todos estos son suficientemente numerosos y bastante malos. Pero ha sido mi tarea—en medio de la desolación y la ruina del país, en medio del polvo y cenizas a que una gran nación se ha reducido por la guerra civil—a buscar algunas brasas de vida y descubrir elementos suficientes de una sociedad sana y saludable, desde la que puede esperarse la regeneración del país. Con virtud doméstica, genio y patriotismo, nadie necesita desesperarse; y debe ser la oración de cada republicano que aun haya suficientes de ellos en México para reconstruir su Gobierno y su sociedad. No me aventuraré, sin embargo, a cualquiera de estas conjeturas respecto a estos asuntos, hasta hablar de las perspectivas políticas del país.