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HISTORIA POLITICA.


al país volver a su antigua lealtad. Su partido rival, o Yorkino, mientras tanto, fue tan positivamente opuesto a toda injerencia extranjera, gobierno central y tendencias monárquicas, ya que era devoto a la Federación y el republicanismo.

La influencia de los derechos del Estado y la Federación eran conocidos como hostiles a la centralización y la eficacia de los poderes arbitrarios; y solo hay poca duda, que la facción aristocrática fue favorecida en sus operaciones por las potencias europeas y sus emisarios, que buscaron ganar por intriga una influencia en este continente que habían perdido en las guerras recientes. Se alega, por algunos, que esto fue percibido por el Ministro que tan hábilmente nos representaba en ese período, con la nueva República; y se le acusa de haber adquirido los estatutos de la logia opuesta y fomentar y estimular los diseños y los dirigentes del Partido Demócrata. No es necesario para mí tratar lo correcto de que un Ministro de Relaciones Exteriores podría interferir en las luchas nacionales del Gobierno a que se le acusa, ni creo que el Sr. Poinsett intervino nunca fue más allá de los límites de sus funciones oficiales y derechos en relación con estos asuntos en México Sin embargo solo puedo pensar que era tanto su derecho como hombre y su deber como un diplomático, (representando fielmente una nación republicana cerca de otra República en el continente americano) hacer todo en su poder, legalmente, para acariciar y avivar el espíritu de libertad en el país al que él estaba acreditado y superar los esfuerzos de las potencias europeas para la creación de un estado de cosas directamente hostiles a los intereses y principios estadounidenses. No es necesario seguir más en este asunto, ya que la sabiduría de esa diplomacia debe ser evidente para todos los que saben de las dificultades y las tentaciones que una República joven, inexperta y distraída está rodeada al comienzo de su existencia política.

Pero el periodo de la administración de Victoria no terminaría sin alguna señal de oposición a el personalmente. En diciembre de 1827, el General Bravo denunció que el Presidente estaba conectado con los Yorkinos. Tomó las armas contra el Gobierno, se proclamó en rebelión abierta y fue rápidamente dominado y desterrado; pero la semilla de la discordia ya había sido sembrada profundamente; y en las elecciones que posteriormente ocurrieron, Gómez Pedraza, quien era el candidato de los escoceses, obtuvo la Presidencia por una mayoría de solo dos votos sobre Guerrero, su competidor. Así, en medio de la emoción más molesta de partes amargadas, terminó la primera magistratura de jefe de la nueva República.

Se debe recordar, que durante esta administración Iturbide había regresado de su exilio y le dispararon casi inmediatamente después pisar tierra. Es la impresión general, que este acto no era deseado por el Gobierno, y que la ejecución del ilustre patriota solo se debía al celo indiscreto de su captor.

Apenas Pedraza había sido electo, cuando se manifestaron síntomas de descontento entre los liberales. Los Yorkinos había sido frustrados muy ines-

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