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Ricardo Palma

los Naranjos, anexo á la Catedral. Siendo tan entusiasta y leal amigo del jefe de la conquista, está dicho que tomó activa participación en la guerra contra Almagro el Mozo, terminada la cual, ahito de aventuras, peligros y desengaños, fijó su residencia en Trujillo. Fué Barbarán de los poquísimos conquistadores que no tuvieron muerte desastrosa. Murió de médicos y pócimas en 1545.

En 1547 no era la viuda de Barbarán la única dama espafola con supremacía ó prestigio en la ciudad fundada por Pizarro, Competía con ella doña Ana de Valverde, mujer del capitán don Diego de Mora, uno de los fundadores de Trujillo y su primer gobernador, riquísimo encomendero de Huanchaco y Chicama y el primer hacendado que implantó el trapiche y elaboró azúcar en el Perú, después de haber hecho traer de México caña para las plantaciones. Aquello de que la primera azúcar peruana se produjo en Huánuco no pasa de una novela del historiador Garcilaso, como lo comprueban Feyjóo de Sosa y Mendiburu.

Acostumbraba doña Ana, que era muy gentil hembra de treinta navidades bien disimuladas, ir á misa en compañía de la mujer del mariscal Alonso de Alvarado, y su criada se encargaba de tender las alfombrillas sobre la losa que cubría una sepultura. La costumbre, según doña Ana y según muchospublicistas, constituye lo que llaman derecho consuetudinario, y parece que como á tal lo acataban las trujillanas, pues ninguna osaba arrodillarse en aquel sitio tenido como propiedad exclusiva de la ex gobernadora y de su amiga la mariscala, á quien la primera tenía de huésped mientras las cosas políticas cambiaran de rumbo y regresara Alvarado á la capital del virreinato.

Llegó la Nochebuena de 1547, y con ella la famosa misa de gallo. A las once y media entró en la iglesia, muy emperifollada y luciendo caravanas con brillantes como garbanzos, la jamona viuda de Barbarán, acompañada de la gaditana Pepita de Montúfar, muchacha alegre, allá en su tierra, y que á poco de llegada al Perú casó con un alférez. General fué el cuchicheo entre la gente ya congregada en el templo, al ver que la criada