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Ricardo Palma

se nos ocurre exclamar: Ricardo Palma es Ricardo Palma, creyendo haberlo dicho todo; y así es la verdad. Pero el tiempo es semejante al infinito. Tras un gran horizonte hay otro horizonte, las generaciones se suceden como las olas, las ideas cambian, el lenguaje se modifica, y si la moral permanece inmutable en su esencia, es distinta en sus aplicaciones. Todo cede al movimiento eterno de la mole y del átomo.

De aquí la necesidad de multiplicar los medios de remembranza. No pudiendo vivir en la eternidad, procuramos durar en el recuerdo de nuestros sucesores. Mayor bien para ellos que para nosotros.

Es preciso, pues, decir algo sobre Ricardo Palma, siquiera sea para que el eco de su nombre repercuta en la memoria del pueblo venezolano.

Una estatua que á las márgenes del Rimac dijese: Ex aere populus memor hoc nomen inscripsit, diría mucho más que una larga biografía.

Tal vez será; pero, si no fuere, conste que alguien lo piensa.

El primer libro de Palma que llegó á nuestras manos fué Tradiciones Peruanas. Tradiciones, y peruanas, y de Ricardo Palma? Pues á leer, y en pocos minutos devoramos veintepáginas. Luego advertimos que el encanto de la narración nos arrebataba, y deslumbrados con las chispas, perdimos el diamante, y volvimos atrás. Así lo hemos leído siempre.

La célebre ciudad de Lima nació para toda especie de maravillas. Juntáronse allí hombres y cosas, institutos, magistrados, ordenanzas y guerreros, inspirados por el espíritu de novedad. Almagro y Pizarro son prodigios. Francisco de Carvajal es único en su especie. Los virreyes, los prelados, la nobleza, el pueblo, las creencias, las costumbres, todo eso confundido lo retrata Palma con una naturalidad que deja de ser copia de los sucesos para convertirse en creación suya.

La Venus de Milo pudiera ser copiada; pero si el copista le insuflase el aura de la vida, la copia sería superior al original.

Tal sucede con las Tradiciones de Palma.

Leímos después un tomito titulado El Demonio de los Andes, que así llamaron á don Francisco de Carvajal, maestre de