Burla burlando, como en el soneto de Lope, van delante los artistas que han de formar mi libro futuro, y que publicará, si á él y á mi nos da Dios salud (díganme que no soy devoto), el editor Alvarez.
Tócale hoy el turno al pintor español Casanova, conocidísimo en el extranjero, donde pinta y vende como pan bendito frailes y majas.
Acaso el lector español no ha olvidado el constante cuadro de Casanova que, más ó menos variado, habrá visto en casa de Hernández, ó en algún salón particular, ó en alguna exposición de pinturas.
Lo picaresco de la situación cómico-religiosa (con permiso de los ultramontanos) que este españolísimo artista reproduce, constituye su mérito y su encanto.
Es preciso conocer un poco el extranjero para saber cuánto se estiman aquí estas costumbres de nuestro si-