ras y zapatos con galgas, peinas y disciplinas.... todo trasciende á Goya, y el contraste constituye escuela.
El artista trabaja vertiginosamente de sol á sol; es un temperamento nervioso, impresionable, queriendo hablar á la vez español, francés é italiano, preocupadísimo en la opinión futura de la crítica y de sus compatriotas, esclavo de todos los detalles, rodeado de libros, códices é historias parciales, creyendo que las horas son minutos, y hablando y pintando, y quejándose del cielo parisién, plomizo y triste, que le roba la luz y tiempo para acabar su cuadro, que, como el más importante de cuantos ha hecho, le absorbe la atención y le quita el sueño.
Es un joven franco, sencillo, sin pretensiones, á pesar del éxito constante de sus deliciosas escenas, que ya están á alto precio en todos los mercados. Para él no hay más mundo que aquellas cuatro paredes llenas de cachivaches y de apuntes graciosísimos. La mano, acostumbrada desde temprana edad al dibujo y al color ejercita con extraordinaria facilidad y buen gusto raro. Deseóle todo el éxito que se merece en el certamen que se prepara en la madre patria, donde apenas se le conoce. Es uno de tantos que han comenzado su carrera fuera, y van á pedir á sus compatriotas la confirmación del universal aplauso.
En la anterior semana han visitado el estudio diferentes artistas franceses que han admirado la gran verdad histórica del cuadro nuevo y el tono de melancó-