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E. BLASCO.

como otros, pero ha sido ya ministro del Rey, y en honor de la verdad, la prensa le ha aconsejado que no vuelva á serlo, porque los hombres de letras no son á propósito para la vida oficial; solamente que ellos se empeñan en que sí, y de todos los que en España han pasado de las musas al teatro.... político, creo que soy el único convencido de que se compadece muy mal una cosa con otra.

Núñez de Arce ha llenado un gran vacío en nuestro tiempo, y por eso su nombre quedará. Habíamos tenido el poeta lírico romántico Zorrilla, que es ya un nombre histórico, á pesar de que el poeta vive (y Dios le conserve muchos años).

Nuestras revoluciones políticas y literarias exigían un representante del lirismo moderno, el poeta de la libertad y del progreso, expresando su poesía en conceptos grandiosos y bajo una forma correcta. Núñez de Arce es ése. Sus versos son nuestra edad, su forma es clásica, esencialmente española, intraducible, sobria, severa, pero grande.

Ama la gloria. No lo dirá, pero se le adivina. Esto, además, es peculiar de todo el que vive del público. Sus lecturas en el Ateneo y el éxito de sus libros le agradan más que los éxitos de la ambición. El tiempo que ha perdido en elecciones y cabildeos para llegar á la poltrona, le hubiera cundido más haciendo tomos de poesías. Aun así y todo, no ha perdido horas. Es trabajador, cualidad rarísima entre los españoles.