Ha muerto en España un personaje que deja tras de sí cierta celebridad.
Y sin embargo, no era literato, ni artista, ni hombre político, ni filósofo, ni nada.
Había sido en sus juventudes guardia de Corps.
Pertenecía á una familia distinguida. Contaba con amigos en todas las clases de la sociedad, especialmente en el mundo de los poetas y de los actores. Se había retirado del servicio, y vivía de sus rentas.
¿A qué debía su popularidad, esencialmente madrileña, este señor D. Joaquín Barrutia (pues á él me refiero), popularidad que ningún habitante de la villa y corte pondrá en duda?
A su conocimiento de la vida.
Barrutia era el sentido común. Era un filósofo alegre, que con su conversación amenísima y su gracia especial solía decir cosas que quedaban.