Página:Mitos y fantasías de los aztecas.djvu/175

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La caída de la ciudad de México—Tenochtitlán fue dramática y dolorosa. Se luchó casa por casa, sin alimentos, sin agua potable, con hombres enfermos, con mujeres y niños valientes y en medio de una pavorosa pandemia producida por la viruela. Solo el valor, la disciplina y la organización social de los aztecas pudieron hacer posible su descomunal defensa que duró tres meses en una lucha desigual, insistimos, en la que los guerreros aztecas no tenían como practica guerrera matar a su enemigo. La historia oficial gubernamental y por supuesto los ignorantes apologistas hispánicos, nunca le han dado el mérito que tuvo la heroica defensa de la ciudad más grande del mundo en aquellos días.

“...luego empezó la huida general.
Unos van por agua, otros van por el
camino grande.
Aún allí matan a algunos;
están irritados los españoles,…
“Por su parte los españoles, al borde de
los caminos
están requisando a la gente. Busca oro.
Nada les importan los jades,
las plumas de quetzal y las turquesas.
Les abren las faldas, por todas partes les
pasan las manos,
Por sus orejas, por sus senos, por sus
cabellos”.
“Y también se apoderan,
escogen entre las mujeres las blancas,
las de piel trigueñas, las de trigueño cuerpo.
Y algunas mujeres a la hora del saqueo
Se untaron de lodo la cara,

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