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La profecía del regreso de Quetzalcóatl sigue viva en el
subconsciente colectivo de nuestros pueblos. Hemos estado
esperando ilusionados el regreso del Mesías que podrá de
nuevo las cosas en su lugar y volveremos a vivir en equilibrio.
Sí revisamos la historia desde la invasión y después en la
ocupación, los grandes movimientos sociales que están
inspirados en una mejora social, están acaudillados por
personajes que asumen la figura del esperado Mesías. Hoy
cada seis años[1] se renueva la esperanza. Los anahuacas, mal llamados “mexicanos” debemos de asumir una posición crítica
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- ↑ Actitud pasiva de ser “rescatados o liberados” por un esperado Quetzalcóatl salido mágicamente de las urnas.
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