XXV.- REFLEXIÓN FINAL.
Somos, como individuos, como familia y como pueblo, lo que recordamos. Los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos del Anáhuac, requerimos ante estos cinco siglos de injusticia y vejación, realizar un profundo y complejo trabajo de recuperación de los mejor de “lo propio-nuestro”, herencia perenne de la Toltecáyotl. Se requiere comenzar a hacer, después de cinco siglos, un proceso de sincretismo cultural armónico e inspirado en los mejores valores de las culturas y civilizaciones que hoy nos conforman. Guiados por la fuerza del Espíritu.
Necesitamos liberar a
la historia luminosa
del Anáhuac de las
mazmorras oscuras
de la colonización,
para que ilumine un
futuro “propio nuestro”
de igualdad
de oportunidades y
justicia social para
todos los hijos de los
hijos de los Viejos
Abuelos.
Poner punto final a la ignorancia de
nosotros mismos y