iguales que otros” y todos “con un abuelito español”. Los mestizos desculturizados y los “indios desindianizados”[1] solo han sido la carne de cañón de los opresores y sus luchas por el poder y sus vergonzosas derrotas ante los invasores externos.
Esta ocupación se mantiene a través de un eficaz sistema de exclusión muy bien disfrazado y fortalecido por la corrupción, la impunidad y la violencia selectiva. Todo esto abonado con una ignorancia general producida por los medios masivos, especialmente por la televisión, las industrias de los espectáculos y el entretenimiento, así como un sistema educativo “científicamente diseñado” para mantener la ignorancia, la vacuidad y la pérdida de valores.
Una de las bases de ideológicas de la ocupación y exclusión, son “los mitos y fantasías que han creado sobre los aztecas, los españoles y la conquista de México”. Con estos mitos y fantasías el mexicano común, desde pequeño y desde la casa y la escuela se le educa en la esclavitud y en la impotencia.
Ha aprendido a ser derrotado por padres, familiares, maestros, amigos y ahora por la cotidiana y absoluta televisión. Su baja autoestima ha sido diseñada para que sean “mínimos” sus salarios, sus prestaciones, sus oportunidades y sus derechos. Ha sido educado en el auto desprecio, en la ignorancia de sí mismo, en la distorsión y pérdida de la
memoria histórica. Por lo cual lo han convertido en un “zombi-
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- ↑ “Indígenas culturalmente que no se sienten ni se piensan indígenas y que rechazan la cultura indígena”.