42 EL PADRINO
hasta estaba enterada de los más notables su- cesos en política...
— Tiene pasión por todo eso;-- pensaba eila -—— pero yo quisiera que olvidara un poco á sus amigos, los estudios y la política, cuando está á mi lado.
Y á pesar de que Laura era muy joven y era aquel su primer novio, comprendía muy bien que un verdadero cariño debía diferen- ciarse bastante del que Eduardo sentía por ella.
Si bien, pues, en la intimidad, Laura y Eduardo no podían llamarse novios, lo eran á los ojos de todos. El no bailaba en las reu- niones más que con ella, concurría á todos los sitios donde podía encontrarla; y esto era lo que alimentaba en la joven la idea de que Eduardo la quería, siendo sus rarezas defec- tos de su carácter. Así que, sin abandonarse á muchas ilusiones seguía aceptando sus ho- menajes.
En cuanto á Margarita, la impresión que le produjo la visita de Eduardo, la noche que conocemos, se desvaneció poco á poco sin borrarse por completo. La indiferencia con que eljoven la trató las pocas veces que volvió á verla, unido á los rumores de su amor por Laura, le dieron la convicción de que su amigo de infancia nunca había pen- sado en ella; y aunque se dijo que era me-
