Página:Mujeres célebres II.djvu/418

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cha profliga y Baraeh, de la trU ba de Neftalí. Obligado Sisara á huir del campo de batalla, aban- donando 8u carro, desalentado y sin fuerzas; llegó á la tienda de Haber: su esposa Juel, que se hallaba á la puerta» le convidó á refugiarse y ocultarse en ella, di- ciéndole que nada tenia que le* roer , puesto que eran de una na- ción y profesaban el mismo rito (Jael era en efecto idólatra). En- tro, pues, en la tienda el gene- ral cananeo, y Jael le cubrió con un manto, ó con unas pieles según los setenta y dos Intérpretes: co- mo iba cansado y sediento, pi- dió agua, y la astuta Jael le dio leche (1) para que se quedase pronto dormido, como sucedió á pocos instantes; no sin haberla en cargado que estuviese en obser- vación á la puerta de la tienda, por si alguien llegaba persiguién- dole. Cuando Jael vio á Sisara entregado á un profundo sueño, dice el Testo Sagrado que tomó en sus manos un clavo grande y . un martillo; que se aproximó á él en silencio y asestándole á las sienes, dio tan fuerte martillazo que le atravesó la cabeza hasta coser/e á la tierra, librando asi al pueblo de Israel de uno de sus mas temibles enemigos. - So- bre esta acción de Jael se han movido fuertes disputas entre au- tores sabios y respetables por su (1) PeUntl aquam dedit tac adbibendum; quiapotus lactis agra- vat corpus hominis, et inducit sommum (N. de Lyra). santidad: quién condena aquel proceder, porque envolvió dos pe- cados tan expresamente prohibí* dos en el Decálogo, la mentira y el homicidio; quién le deGen- de, diciendo que Jael, lo mismo que la santa Judith, no era mas que el instrumento de la justi- cia de Dios contra los enemigos de su pueblo; quién, finalmente, condena la acción y excusa las circunstancias. Nosotros nos limi- taremos á repetir que Jael es ala- bada por la Escritura Santa. — Po- cos momentos después de haber dado Jael la muerte á Sisara, lle- gó á la tienda Baraeh preguntán- dola si le hflbia visto: entonces la esposa de Haber descubrió el cuerpo del vencido general, yBa- rach conoció ser verdad lo que De- bora había predicho; que una mu- jer entregaría y malaria á Sisara. Al momento se publicó por el campo la noticia de aquella muer- te, y los israelitas acabaron de vencer y destruir á los cañoneos, quitando la vida á su rey Jabín. La santa profetisa reunió enton- ces al ejército y al pueblo, y entonó aquel célebre cántico de que hicimos mencton en so artículo, y en el cual se refie- ren á Jael algunos de los ver- sos, llamándola bendita entre les mujeres. JAGELLON (Catalina), reina de Suecia. =*V¿ase Catalina. JAQUINTA, hija de Argyro, varón ilustre de Bari; casó por los afios 1080 con Bodin rey de Servia. Esta princesa se hizo fu- nestamente célebre por sos crf- Digitized by VjÓOQLC