médicos afamados, alienistas reputadísimos, abogados ilustres, etc., etc. los cuales, desde su respectiva esfera, han analizado ese hombre singular, en su doble naturaleza de hombre y de fiera, que mata por espíritu de venganza más que por sed de sangre y con la convicción, al parecer profunda, de que con ello cumple en el mundo la misión de administrar justicia.
Inteligente y astuto, es un bandido vulgar por la misma vulgaridad de sus crímenes y porque no realiza acto alguno que le haga salir de aquella esfera para convertirle en héroe de leyenda; sabe captarse el afecto de unos y el temor de otros y vivir en un ambiente extraño que le eleva á los ojos de muchos que sienten admiración por él.
Tanto es ello cierto, cuanto que el Gobierno llega à temer la falsa popularidad de que goza Musolino en Calabria y dudando tal vez de la sinceridad de un jurado que pudiera estar sugestionado por el bandido, dispone que el proceso se vea en Toscana, aumentando con ello los cuantiosos dispendios que le originara la captura—casual al fin—de José Musolino.
Creemos inútil extendernos en más detalles que el lector irá conociendo en el curso de la obra, ni en consideraciones que hará sin duda en el estudio del proceso, uno de los que más han movido la opinión en los actuales tiempos.
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