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Jun. 1828.
BOCA DE CANALES.

escenario del naufragio del Wager, quise explorar el lado oeste; pero un fuerte viento del NNE no me permitió hacerlo, pues corría el riesgo de perder más tiempo que el que podía disponer en un objetivo por pura curiosidad. Goberné, por lo tanto, hacia el sureste hacia una entrada que resultó ser la Boca de Canales de las cartas españolas, y llegado a ella, después de recorrer diecisiete millas desde el extremo sur de la isla Javier. Con una sonda de noventa brazas no tuvimos fondo en su entrada, pero como no nos cabía duda que encontraríamos un fondeadero dentro, dejamos, a una distancia de media milla, los islotes de la punta norte; pasamos entre otros dos que estaban separados un quinto de milla, y poco después fondeamos en veinte brazas, protegidos por una isla hacia el oeste, pero con islotes rocosos que nos rodeaban en todas direcciones, excepto del SE, algunos de los cuales estaban a menos de un cable de distancia de nosotros *[1] Aquí estuvimos detenidos hasta el 10 de junio por el peor tiempo que nunca había experimentado; estábamos fondeados con tres anclas y los masteleros trincados; y aunque estábamos a un par de cientos de yardas de las islas y de las rocas, y a menos de media milla de las costas de la entrada, una marejada furiosa rompía sobre todas ellas, por lo que sería raro que una embarcación pudiera desembarcar, aún en la parte menos expuesta que la entrada ofreciera. La tarde de nuestra llegada estaba bueno, por lo que instalamos nuestra carpa para las observaciones, en la isla al oeste nuestro ; pero el tiempo estuvo tan malo durante el día siguiente, que no pudimos desembarcar para retirarla, por lo que previmos el resultado que siguió; concretamente, fue barrida por el agua.

“En los breves intervalos que prevalecieron en este horrible tiempo, enviamos embarcaciones a la costa norte de la ensenada, con el propósito de obtener agua y combustible; pero aunque a veces lo logramos, a fuerza de gran perseverancia, al desembarcar a través de un oleaje embravecido, por lo que sólo a veces pudieron embarcar los pequeños toneles (barricas) que había sido llenados, o la leña que habían cortado.

“En tierra el oficial de navegación vio restos de algunos wigwams indígenas, que parecían haber estado por largo tiempo abandonados, y

  1. * Este grupo fue llamado después islas Hazard.