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Jun. 1829.
BAHÍA HEWETT - ÁRBOLES DE CIPRÉS.

al encontrar que no tenían ni un artículo que valiera la pena para intercambiar, pronto los dejamos, y regresamos a bordo. Sospechábamos que sus compañeros no estaban muy lejos, y en verdad, al día siguiente, el teniente Skyring vio varias canoas, pero en el momento en que fue descubierto, las vararon, y los hombres, al bosque, manteniendo cierta distancia.

“El 29, dejamos bahía Hewett, y, después de pasar entre la multitud de islas, islotes y pequeñas rocas, por más de tres millas, llegamos a un fondeadero en una pequeña cala, en la entrada norte de bahía Brown, donde estuvimos detenidos y limitados al buque, por fuertes vendavales, y tiempo tormentoso, hasta el 2 de junio; cuando, teniendo un buen día, llegamos a un lugar (marcado en la carta como fondeadero Norte) suficientemente seguro para una nave pequeña; pero no recomendable para ninguna otra.

“Entre bahía Hewtt y el fondeadero señalado, hay varias rocas, entre pedazos de sargazos, los cuales, solo se ven a la media marea bajando, o cerca de la baja, hacen la navegación bastante compleja. Una buena máxima de estos canales es , 'Evite los sargazos, y usted evitará el peligro.' Cuarenta y tres días habían pasado desde que dejamos puerto del Hambre; y en este intervalo, encontré nueve días favorables, doce parcialmente favorables, algunas horas de las cuales pudimos ocupar en el trabajo en que estábamos ocupado, y los restantes veintitrés fueron días de lluvia y viento, lejos muy desfavorables para servir a nuestro propósito en lo más mínimo.

“Junio 4. Mientras virábamos hacia barlovento, nosotros, por primera vez, sentimos la influencia de la marea, la cual, por el estrechamiento de los canales, comenzó a ser sensible: aquí era lo suficientemente fuerte para evitar que ganáramos terreno haciendo bordadas, aunque con una buena brisa; por lo tanto nos dirigimos a una bahía en el lado oeste, y fondeamos. El terreno alrededor tenía un aspecto agradable, las costas estaban parcialmente cubiertas con árboles de hoja perenne, y hayas de hoja caduca, y unos pocos cipreses mal desarrollados. Estos últimos son apropiados para bicheros, o mástiles de botes; y, cuando están curados, se pueden trabajar suavemente y bien: las hayas no son iguales a aquellas encontradas más hacia el norte en el Estrecho, excepto las pocas que están en los rincones protegidos.