Esta página ha sido corregida
« A última hora, después de mucho tiempo de hecho el reparto, se aproxima el poeta, que viene de muy lejos. ¡Ah!, pero entónces, no se vaia ya nada por ninguna parte y todo, todo tenia poseedor.»
« ¡Ay de mi! ¿Me he de quedar sólo, olvidado de todo el mundo, yo, tu hijo más fiel? Asi resuena su grito de queja, y se arroja ante el trono de Iúpiter.
« Si te demoras en el pais de los sueños — repuso el Dios - no me reproches. ¿Dónde estabas cuando se repartia el mundo?»
« Yo estaba — replicó el poeta contigo. Mi vista se hallaba fija en tu rostro, mi oido en la armonia de tu cielo; perdona al espiritu, que em-
- 32 -