Página:Nervo-La Mujer Moderna.djvu/49

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¿Qué más puede pretender, por tanto, la mujer, que seguir siendo lo que ha sido: la verdadera fuerza centripeta espiritual del planeta y seguirlo siendo cada vez más y cada vez mejor?

No se entienda por esto que yo rechazo concesión ninguna de derechos politicos a la que creo y he creido siempre, no análoga en valor al hombre, sino superior a él.

Vayan en buena hora alas ingratas luchas de ese oficio que Emerson llamo deletéreo, las que entiendan que sólo asi puede renovarse el mundo.

Pero, acercándome al oido de la mitad de nuestra alma, al oido del ser que tiene la verdadera prelacion espiritual, le diré: amiga mia, ten cuidado y no cambies tu primogenitura por un plato de lentejas...

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