Página:Ninon Lenclos Cartas.djvu/113

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

AL MARQUÍ'S DE SÉEVIGNÉ 103

tesis que acabo de sostener, se puso furiosa. Pues qué — me dijo con indignación, — ¿pretendéis que una mujer virtuosa y que tiene intenciones tan honestas como la de casarse, se rija por considera- ciones tan extrañas? Capaz sois de pensar que yo que por virtud me he casado tres veces y que por cuidar á mis maridos nunca he querido dormir en otra cama, he obrado asi para procurarme lo que llamáis placeres. Si eso creyerais, os equivocaríais por completo. Nunca he rehusado el cumplimiento de los deberes de mi estado; pero os aseguro que la mayor parte del tiempo me prestaba á ello por com- placencia ó por distracción y siempre murmurando contra las importunaciones de los hombres. Se ama á los hombres y se casa una con ellos por sus cuali- dades de corazón y espiritu y nunca una mujer, si no es de esas que no quiero nombrar, se fija en otras cualidades... La interrumpi y, más por malicia que por otra cosa, llevé más lejos aún el razonamiento. La hice notar que lo que ella decía era una prueba más de la exactitud de mis ideas. La razón que deducís — la dije — de las aspiraciones legítimas al matrimonio, prueba que los que las tienen tienden al mismo objeto que los amantes vulgares, tal vez de mejor fe, con la sola diferencia de que quieren una cere- monia más. Estas palabras acabaron de indignar á mi adversaria. Unís — me dijo apartándose de mi — la impiedad al libertinaje. Cuando se separó de mí me informé. ¿Hubierais adivinado, marqués, que esta mojigata tan delicada había tenido con sus maridos, los tres jóvenes y vigorosos, tan frecuentes distracciones que los enterró en muy poco tiempo?

Volved de vuestro error; abandonad vuestra qui- mera. Guardad para la amistad la delicadeza de los