Página:Ninon Lenclos Cartas.djvu/118

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

106 CARTAS DE NINÓN DE LENCLÓS

envuelta que parece de importancia tan nimia que se la toleraría á otro hombre cualquiera; pero lo que parece de tan pocas consecuencias hoy, comparán- dolo con lo concedido ayer, es muy considerable en comparación con lo que se obtuvo el primer día. Una mujer tranquilizada por vuestra discreción no ve la gradación insensible de sus debilidades. Es tan dueña de sí misma y las minucias exigidas son tan fáciles de rehusarse, que cuenta posecr la misma fuerza cuando se la proponga algo más grave y llega á vanagloriarse de que su resistencia aumentará cn proporción de la importancia de los favores que la exijan. De tal modo confía en su virtud que pro- voca el p.ligro con sus habilidades, ensaya sus fuerzas y quiere saber hasta donde pueden conducirla algunas ligeras complacencias. Llena de imprudencia acos- tumbra su imaginación á lo que terminará por sedu- cirla. ¿Cuánto camino no recorrerá creyendo que no ha cambiado de posición? Y si por reflexión sobre el pasado se sorprende de haber concedido tanto, no lo será menos el amante de haberlo obtenido. Voy más lejos aún. Estoy persuadida de que á veces no es preciso el amor para hacernos sucumbir. Conocí á una mujer de quien nunca se sospechó una aventura amorosa. Quince años de matrimonio no habían alterado su afecto por el marido; se les podía * citar como modelo de casados. Un día en el campo, tanto se entrctuvieron las amigas, que se vieron obli- gadas á acostarse en casa del matrimonio. Por la mañana ella estaba sola en su habitación, cuando un hombre, á quien trataba con bastante confianza, entró para dirigirla el cumplimiento que se hace en esos casos. Él se ofreció para ayudarla en su tocado con esos pequeños servicios de ninguna importancia,