xl ENVÍO DE LAS CARTAS
casi erigir el amor en virtud; el amor, que ella no tomó nunca sino por lo que es, por un gusto fundado en los sentidos, por un sentimiento ciego que no supone ningún mérito en el objeto que lo engendra ni lo compromete á gratitud alguna; en una palabra, por un capricho cuya duración no depende de nos- otros, sujeto al disgusto y al arrepentimiento. Lo que parecia darle aún más derecho á tratarlo así es que ella reservaba toda su estima y toda su confianza á la amistad, que le pareció siempre una relación respetable, y en la cual ni se permitió nunca ni ligereza mi enfriamiento, hasta el punto de hacer confesar á ¡us amantes que no tenfan rivales más de temer que sus amigos. »
Estaría en el orden que os comunicara lo que he podido recoger de anécdotas de la vida de mi autor; pero es un trozo de historia galante, reservado á una pluma más digna y más capaz de tratarlo que la mía. Leed, pues, señora; y si lo que os envío:os gusta bendré gran placer en comunicaros lo que me queda de estas cartas.
Tengo el honor de ser, etc.
Damous.
