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224 CARTAS DE NINÓN DE LENCIÓS

cetro de hierro, que tratan á sus enamorados como esclavos y que los envilecen en fuerza de dominarlos. Y esas mujeres son amadas por más tiempo que las otras. Una mujer delicada no seguirá ese ejemplo : ese trato militar repugna á la dulzura de las cos- tumbres y perjudica á la decencia que constituye el encanto hasta de aquellas cosas separadas de la virtud. Pero si una mujer razonable disipa lo que de brutalidad hay en esa conducta, quedará lo nece- sario para conservar el amante. Somos esclavos á los que demasiadas bondades convierten en insolentes con frecuencia pedimos ser castigados. En el fondo del corazón vive una regla de justicia que nos ad- vierte que la mano que nos gobierna cae á veces sobre nosotros con sobrada razón. ]

» En todo lo que es resorte del amor, las damas son soberanas, y de ellas debemos esperar nuestra felicidad y la harán infaliblemente si saben gobernar con inteligencia nuestros corazones, moderar sus propias pasiones y mantener su autoridad sin com- . prometerla y sin abusar de ella ».