Página:Ninon Lenclos Cartas.djvu/47

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

DE NINÓN DE LENCLÓS 37

incorruptible, no pensó ser más dichoso cerca de Ninón, que le había olvidado. Todo le parecía sos- pechoso después de lo que acababa de ocurrirle. Y cómo esperar de una mujer cuyas costumbres no eran irreprochables más honradez que de un hombre que vivía en la mayor austeridad. Hasta temió irla á ver por miedo de verse obligado á odiar lo que tanto había amado. Ninón habiendo sabido que M. de Gourville estaba en París hacía algunos días, y sorprendida de no verle por su casa, lo envió á buscar diciéndole que estaba asombrada de su poco interés y que exigía que no difiriese más el venir á abrazarla. El fué, pues; pero avergonzado de la sospecha que había tenido al ver cl acto de Ninón. Se hizo anunciar y Ninón corrió á sus brazos. ¡ Ah, Gourville ! le dijo, me ha ocurrido una gran desgracia durante vuestra ausencia. Á estas palabras, M. de Gourville vuelve á caer en sus primeras alarmas : apenas osaba alzar los ojos á Ninón. Os compadezco si me amáis aún, añadió ella «engañiándose sobre la causa de su turbación, la des- gracia es irreparable. He perdido el gusto que tenía por vos, pero no he perdido la memoria; y he aqui los diez mil escudos que me confiasteis al marchar. Lleváoslos, pero no me pidáis ya un corazón de que no puedo disponer hoy en vuestro favor. Sólo me queda por vos la amistad más sincera. M. de Gour- ville, 4 quien este doble proceder llenaba de admi- ración, no pudo dejar de suspirar aún; pero se hizo justicia : comprendió que un amor que había sacri- ficado él mismo por su ausencia, no tenía derecho alguno á quejas y se resolvió á limitar su dicha á la amistad preciosa que acababan de ofrecerle.

No pudo dejar de contarle la indignidad del gran