54 MEMORIAS SOBRE LA VIDA
ordinaria vivacidad, le dijo sin poderse contener, lo que Cornelio dijo á César al separarse de él :
¡ Cuántas virtudes me hacéis odiar |
Con este rasgo salírico del que pocas personas son dignas cn la actualidad, Ninón logró desengañar al conde demostrándole la inutilidad de sus es- fuerzos para conmoverla y dió una prueba más de que no despreciaba el amor para entregarse sin gusto y sin elección á todos los amantes que la deparaban sus cncanLos.
La naturaleza, que había prodigado á Ninón todos los dones pue distribuye tan desigualmente entre las mujeres, leconcedió uno verdaderamente extraor- dinario, tan extraordinario, que probable es que el caso de Ninón no vuelva á presentarse : el agradar á una edad en que el talento no puede suplir la pérdida de la belleza. Pasados los sesenta años, Ninón fué codiciada y llegó á inspirar una pasión tan funesta que la privó de un hijo á quien amaba tiernamente y la abismó en el más horrible de los sufrimientos. *
M. de Gersay se encargó de este hijo y le dió el nombre de caballero de Villiers. Á pesar de que no quería que conociese á su madre y de haber obte- nido de ésta la promesa de que guardaría este se- creto, la buena educación que ella le hizo dar la llevó á procurar para su hijo el placer de verla y oirla con la frecuencia que sus otras ocupaciones podían permitirselo. :
Ninón recibió 4 su hijo en su casa, porque acos- tumbraba á recibir á los jóvenes de elevado naci- miento á quienes los padres rogaban que admitiera en el número de sus amigos para que adquirieran el sello de mundana distinción que ella tenía el arte