82 CARTAS DE NINÓN DE LENCLÓS
la razón de su gusto. Considerado como unión de amistad cuando la razón lo preside, no es una pa- sión, no es ya amor, es una estima afectuosa en verdad, pero tranquila, incapaz de sacaros de vucs- Lra situación; si marchando tras las huellas de nues- tros antiguos héroes de novela, os eleváis á los grandes sentimientos, veréis que este pretendido heroísmo no hace del amor más que una locura triste y á me- nudo funesta. Es un verdadero fanatismo; pero si lo despojáis de todo lo que la opinión le presta, pronto será vuestra dicha y vuestro placer. Creed que si fueran la razón ó el entusiasmo quienes for- maran los asuntos del corazón, el amor se haría insípido ó frenético. El único medio de evitar estos dos exteemos es seguir el camino que os indico. Te- néis necesidad sólo de que os diviertan y solamerle en las mujeres de que os hablo encontraréis lo que para ello se necesita; vuestro corazón quiere estar ocupado, ellas lo llenarán. Ensayad mi receta y os sucederá bien... Os había prometido razón y me pa- rece que os cumplo la palabra asaz exactamente. Adiós; acabo de recibir una encantadora carta 'de M. de Saint-Evremond: he de responderle. Quiero á la par participar de las ideas que os he expuesto; y mucho me engañaré si no las aprueba.
Tendré mañana en casa el abate de Chateauneuf y quizás á Moliére. Relecremos el Tartufo, donde ha de cambiar algunas cosas : creed, marqués, que to- dos los que no convengan en lo que os acabo de decir tienen algo de ese personaje.