Página:Noche penal - Aguilar Ventura.pdf/25

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
— 25 —

reciben tan repetidos y numerosos desde muy temprana edad, por mucha memoria que tengan, se les hace dificil averiguar cuál, cuándo y dónde fué el primero, y qué otros podrán ser los últimos.

Desde la referida tarde, el extranjero visitó con más intimidad y frecuencia á la joven.

Ambos se entendían con más franqueza, y hasta podría decirse que el amor estába ya hecho. Todo marchaba muy bien.

El le había hecho á ella muchas promesas, al parecer con la mayor sinceridad, sin omitir la muy seria del matrimonio.

Pero un día en que Rufina estaba sola, entregada á su trabajo de costura, sintió como una ligera presión por la ventana, y vió caer por dentro un papel muy doblado.

¿Quién sería?

No consiguió ver á nadie, pero leyó en el papel las lacónicas palabras siguientes, de letra de hombre, y de no muy correcta ortografía:

«Rufina, no se deje engañar, pues su gallego es un pícaro cura».

La joven alejó de su vista el papel con cierta repulsión, y exclamó muy asombrada y pensativa:

—¡Un cura él!

Volvió á leer aquellos caracteres de letra desconocida, y al pie de los cuales no aparecía firma alguna.

—Pues!.... puede ser que así sea. He notado en él desde un principio algo extraño, algo diferente á los demás hombres. De ser esto cierto; me ha engañado villanamente en lo más grave, que es lo del matrimonio, pues en lo demás no me ha dicho nunca lo que es, ni lo que deja de ser. ¡Un cura!.... Pues me he lucido. Y lo peor del caso es.... que ya el daño está hecho.