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NOLI ME TÁNGERE

Continuó la misa.

Cuando al cantar Balbina y Chananal el Incarnatus est todoS se arrodillaban, un hombre murmuró al oído de Ibarra: -En la ceremonia de la bendición no os alejéis del cura, no descendáis al foso, no os acerquéis á la piedra, que va la vida en ello.

Ibarra vió á Elfas que, dicho esto, se perdía entre la muchedumbre.

XX

La cabria

Sobre ocho metros de altura se elevaba complicada andamiada: cuatro gruesos maderos, hundidos en el suelo, servían de almas, sujetos entre sí por colosales vigas cruzadas, formando diagonales, unidas unas á otras por gruesos clavos, hundidos sólo hasta la mitad, acaso porque, teniendo el aparato un carácter provisional, pudiera ser después fácilmente deshecho. Enormes cables, colgando por todos lados, daban un aspecto de solidez y grandiosidad al conjunto, coronado allá arriba por banderas de abigarrados colores, gallardetes y guirnaldas de flores artísticamente entretejidas.

De lo alto pendía sujeta por cuerdas y ganchos de hierro una descomunal polea de tres ruedas, sobre cuyos brillantes bordes pasaban tres cables