imitada, en que clavan palillos para dientes, primorosamente cortados por los presidiarios en sus horas de descanso. Figuran abanicos, ramilletes de flores, aves, todo tallado de una sola pieza de madera. A los lados de esta piña, que llaman palillera, levántanse, sobre fruteros de cristal, pirámides de naranjas, lanzones, ates, chicos y también mangas, á pesar de ser el mes de Noviembre. Después, en anchos platones, sobre papeles calados y pintados con brillantes colores, se ven jamones de Europa y de China, grandes pasteles en forma de Agnus Dei ó de paloma, pavos rellenos y otros manjares. Y entre los aperitivos, frescos de acharas con caprichosos dibujos hechos de la flor de bonga, y otras legumbres y frutas cortadas artísticamente y pegadas con almíbar á las paredes de los garrafones.
Límpianse los globos de heredándose de padres á hijos; se hacen brillar los aros de cobre; se desnudan las lámparas de petróleo de sus fundas rojas, que las libran de moscas y mosquitos durante el año. Al mismo tiempo que estas venerandas lámparas, salen también de sus escondites las labores de las jóvenes: trabajos de crochet, alfombritas y flores artificiales; y aparecen antiguas bandejas de cristal, cuyo fondo figura un lago en miniatura con pececitos, caimanes, moluscos, algas, corales y rocas de vidrio de brillantes colores. Estas bandejas se llenan de puros, cigarrillos y diminutos buyos, torcidos por los delicados dedos de las solteras.
El suelo de la casa brilla como un espejo; cortinas de piña ó jusi adornan las puertas; de las ventanas cuelgan faroles de cristal ó de papel de colores; la casa se llena de plantas y tiestos colocados sobre pedestales de loza de China; hasta los santos y reliquias se engalanan, se les sacude el rio, que han venido