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todo hay remedio, si no es para la muerte, y el que vuesa merced podrá tomar es, lo primero y principal, tener paciencia; que de menos nos hizo Dios, y un día viene tras otro día, y donde las dan las toman, y podría ser que, con el tiempo, el que llevó la bolsa se viniese a arrepentir, y se la volviese a vuesa merced sahumada.

—El sahumerio le perdonaríamos—respondió el estudiante.

Y Cortado prosiguió, diciendo:

—Cuanto más, que cartas de descomunión hay, paulinas, y buena diligencia, que es madre de la buena ventura; aunque, a la verdad, no quisiera yo ser el llevador de tal bolsa, porque si es que vuesa merced tiene alguna orden sacra, parecermehía a mí que había cometido algún grande incesto, o sacrilegio.

—Y cómo que ha cometido sacrilegio!—dijo a esto el adolorido estudiante: que puesto que yo no soy sacerdote, sino sacristán de unas monjas, el dinero de la bolsa era del tercio de una capellanía, que me dió a cobrar un sacerdote amigo mío, y es dinero sagrado y bendito.

—Con su pan se lo coma—dijo Rincón a este punto: no le arriendo la ganancia; día de juicio hay, donde todo saldrá en la colada, y entonces se verá quién fué Callejas, y el atrevido que se atrevió a tomar, hurtar y menoscabar el tercio de la capellanía. Y ¿cuánto renta cada año? Dígame, señor sacristán, por su vida.

—Renta la puta que me parió! Y ¿estoy yo Nov. BJEMP. T. II