¿Dónde hay colorido más brillante? ¿Dónde armonía imitativa más escogida? ¿Dónde más elevación y rotundez? Solo estos cuatro endecasílabos son un cuadro completo y una perfecta descripción.
Parémonos en la quintilla
¡«Felíz quien ama y no quiere,
y por no querer se muere,
y por querer pierde vida!
¡Pobre del alma adormida
si por querer se durmiere!»
Los retruécanos son preciosos; la sencillez admirable.
Pero cesemos ya; dejemos á libertad del lector todas en general y cada una en particular de las joyas poéticas que encierra este pequeño libro: su criterio será más recto que el nuestro.
Réstanos tan sólo felicitar á nuestro particular y querido amigo el autor, y alentar, con nuestra desautorizada voz, al joven principiante en la árdua y difícil misión del poeta, para que, guiado por personas competentes y acreditadas en la literatura, pueda recoger algún día el ambicionado laurel del Parnaso.