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HORACIO

Y vosotras, Parcas, siempre veraces al anunciar lo que el destino ha decretado, lo que guarda el orden estable de la Naturaleza, añadid nuevas dichas á las ya logradas. Que la tierra, fértil en granos y rica en rebaños, çiña con corona de espigas las sienes de Ceres, y fecundicen sus gérmenes vitales las. ondas cristalinas y las auras de Jove.

Depón los certeros dardos, Apolo, y escucha grato y benévolo á los jóvenes suplicantes.

¡Oh luna, creciente reina de los astros, dígnate oir á las doncellas!

Si Roma es obra vuestra, si obedientes á vuestros mandatos abandonaron sus Lares y su ciudad y emprendieron próspero viaje hacia las playas de Etruria los habitantes de Ilión, á quienes el piadoso Eneas, sobreviviendo á la catástrofe de su patria y fiel á sus promesas, abrió libre camino á través de la incendiada Troya para darles más de lo que abandonaban, ¡oh dioses!, conceded á la dócil juventud puras costumbres, plácido descanso á los ancianos, y al pue-