Página:Obras completas de Platón - Tomo I (1871).djvu/170

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
120

dueño de toda la Europa, pero no extenderás tu dominacion sobre el Asia; creo que tú no querrias vivir para alcanzar una dominacion tan miserable, ni para nada que no sea llenar el mundo entero con el ruido de tu nombre y de tu poder; y creo tambien que, excepto Ciro y Xerxes, no hay un hombre á quien quieras conceder la superioridad. Aquí tienes tus miras; yo lo sé y no por conjeturas; bien adviertes que digo verdad, y quizá por esto mismo no dejarás de preguntarme: Sócrates, ¿qué tiene que ver este preámbulo con tu obstinacion en seguirme por todas partes, que es lo que te proponias explicarme? Voy á satisfacerte, querido hijo de Clinias y de Dinomaca. Es porque todos esos vastos planes no puedes llevarlos á buen término sin mí; tanto influjo tengo sobre todos tus negocios y sobre tí mismo. De aquí procede sin duda que el Dios que me gobierna no me ha permitido hablarte hasta ahora, y yo aguardaba su permiso. Y como tú tienes esperanza de que desde el momento en que hayas hecho ver á tus conciudadanos lo digno que eres de los más grandes honores, ellos te dejarán dueño de todo, yo espero en igual forma adquirir gran crédito para contigo desde el acto en que te haya convencido de que no hay ni tutor, ni pariente, ni hermano que pueda darte el poder á que aspiras, y que sólo yo, como más digno que ningun otro, puedo hacerlo, auxiliado de Dios. Mientras eras jóven y no tenias esta gran ambicion, Dios no me permitió hablarte, para no malgastar el tiempo. Hoy me lo permite, porque ya tienes capacidad para entenderme.

Confieso, Sócrates, que te encuentro más admirable ahora, desde que has comenzado á hablarme, que antes cuando guardabas silencio, aunque siempre me lo has parecido; has adivinado perfectamente mis pensamientos, lo confieso; y aun cuando te dijera lo contrario, no conseguiria persuadirte. Pero, ¿cómo conseguirás probarme