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como en otro tiempo á los jigantes, fulminando contra ellos sus rayos, porque entónces desaparecerian el culto y los sacrificios que los hombres les ofrecian; pero, por otra parte, no podian sufrir semejante insolencia. En fin, despues de largas reflexiones, Júpiter se expresó en estos términos: Creo haber encontrado un medio de conservar los hombres y hacerlos más circunspectos, y consiste en disminuir sus fuerzas. Los separaré en dos; así se harán débiles y tendremos otra ventaja, que será la de aumentar el número de los que nos sirvan; marcharán rectos sosteniéndose en dos piernas sólo, y si despues de este castigo conservan su impía audacia y no quieren permanecer en reposo, los dividiré de nuevo, y se verán precisados á marchar sobre un solo pié, como los que bailan sobre odres en la fiesta de Caco.

Despues de esta declaracion, el dios hizo la separacion que acababa de resolver, y la hizo lo mismo que cuando se cortan huevos para salarlos, ó como cuando con un cabello se los divide en dos partes iguales. En seguida mandó á Apolo que curase las heridas y colocase el semblante y la mitad del cuello del lado donde se habia hecho la separacion, á fin de que la vista de este castigo los hiciese más modestos. Apolo puso el semblante del lado indicado, y reuniendo los cortes de la piel sobre lo que hoy se llama vientre, los cosió á manera de una bolsa que se cierra, no dejando más que una abertura en el centro, que se llama ombligo. En cuanto á los otros pliegues, que eran numerosos, los pulió, y arregló el pecho con un instrumento semejante á aquel de que se sirven los zapateros para suavizar la piel de los zapatos sobre la horma, y sólo dejó algunos pliegues sobre el vientre y el ombligo, como en recuerdo del antiguo castigo. Hecha esta division, cada mitad hacia esfuerzos para encontrar la otra mitad de que habia sido separada; y cuando se encontraban ámbas, se abrazaban y se unian, llevadas

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