—Pero, replicó ella, si se cambiase el término, y poniendo lo bueno en lugar de lo bello te preguntase: Sócrates, el que ama lo bueno, ¿á qué aspira?
—A poseerlo.
—¿Y qué le resultaria de poseerlo?
—Encuentro ahora más fácil la respuesta; se hará dichoso.
—Porque creyendo las cosas buenas, es como los seres dichosos son dichosos, y no hay necesidad de preguntar porqué el que quiere ser dichoso quiere serlo; tu respuesta me parece satisfacer á todo.
—Es cierto, Diotima.
—Pero piensas que este amor y esta voluntad sean comunes á todos los hombres, y que todos quieran siempre tener lo que es bueno; ¿ó eres tú de otra opinion?
—No, creo que todos tienen este amor y esta voluntad.
—¿Por qué entónces, Sócrates, no decimos que todos los hombres aman, puesto que aman todos y siempre la misma cosa? ¿por qué lo decimos de los unos y nó de los otros?
— Es esa una cosa que me sorprende tambien.
—Pues no te sorprendas; distinguimos una especie particular de amor, y le llamamos amor, usando del nombre que corresponde á todo el género; mientras que para las demás especies, empleamos términos diferentes.
—Te suplico que pongas un ejemplo.
—Hé aquí uno. Ya sabes que la palabra poesía[1] tiene numerosas acepciones, y expresa en general la causa que hace que una cosa, sea la que quiera, pase del no-ser al ser, de suerte que todas las obras de todas las artes son poesía, y que todos los artistas y todos los obreros son poetas.
- ↑ Ποιήσις significa, en general, la accion de hacer; pero en particular, la accion de hacer versos y música.