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los tiempos. Pero los que son fecundos con relacion al espíritu... Aquí Diotima, interrumpiéndose, añadió: porque los hay que son más fecundos de espíritu que de cuerpo para las cosas que al espíritu toca producir. ¿Y qué es lo que toca al espíritu producir? La sabiduría y las demás virtudes que han nacido de los poetas y de todos los artistas dotados del genio de invencion. Pero la sabiduría más alta y más bella es la que preside al gobierno de los Estados y de las familias humanas, y que se llama prudencia y justicia. Cuando un mortal divino lleva en su alma desde la infancia el gérmen de estas virtudes, y llegado á la madurez de la edad desea producir y engendrar, va de un lado para otro buscando la belleza, en la que podrá engendrar, porque nunca podria conseguirlo en la fealdad. En su ardor de producir, se une á los cuerpos bellos con preferencia á los feos, y si en un cuerpo bello encuentra un alma bella, generosa y bien nacida, esta reunion le complace soberanamente. Cerca de un sér semejante pronuncia numerosos y elocuentes discursos sobre la virtud, sobre los deberes y las ocupaciones del hombre de bien, y se consagra á instruirle, porque el contacto y el comércio de la belleza le hacen engendrar y producir aquello, cuyo gérmen se encuentra ya en él. Ausente ó presente piensa siempre en el objeto que ama, y ambos alimentan en comun á los frutos de su union. De esta manera el lazo y la afeccion que ligan el uno al otro son mucho más íntimos y mucho más fuertes que los de la familia, porque estos hijos de su inteligencia son más bellos y más inmortales, y no hay nadie que no prefiera tales hijos á cualquiera otra posteridad, si considera y admira las producciones que Homero, Hesiodo y los demás poetas han dejado; si tiene en cuenta la nombradía y la memoria imperecedera, que estos inmortales hijos han proporcionado á sus padres; ó bien si recuerda los hijos que Licurgo ha dejado tras sí en Lacedemonia y que han sido la