Página:Obras completas del doctor D. Manuel Milá y Fontanals - III (1890).djvu/48

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

D. Francisco Javier Castaños, esencialísimos para dilucidar la historia de aquella memorable guerra; 233 preciosos códices manuscritos antiguos que pude salvar del incendiado monasteriode monjes benedictinos de Santa María de Ripoll[1] y 244 idem del de San Cucufate del Vallés, con todo su archivo, incluso su famoso cartulario ó becerro, y las bulas en papiro egipciaco que tanto han ocupado á célebres escritores: 170, que recogí del convento de San Agustín de esta ciudad, 169 del de la Merced, con sus 128 pergaminos y bulas, y finalmente 148 tomos en folio y tres grandes atados de papeles de la casa moneda de Cataluña, que acaba de entregarme esta Intendencia militar conforme al inventario que tendo remitido á V.E.

»La pequeña y última sala 4.ª la destiné para depósito del resto de los papeles que quedaron entonces y conservan aún la reseña ó plúteo antiguo de estancias, armarios, arcas, sacos, letras y números, estableciendo, en lo posible, el orden cronológico, pero con la idea de ir aumentando con el tiempo las colecciones de la 3.ª sala, á medida que la oficina pudiese ocuparse de estas existencias. Varios otros papeles más ó menos

  1. Las preciosísimas escrituras de este monasterio que Bofarull devolvió mal de su grado en 1823, fueron, según había él temido, vandálicamente destruídas en 1835. La devolución más lenta de los códices pudo salvar un gran número que hoy custodia el archivo. Perdiéronse sin embargo algunos y entre ellos el inestimable Psalterium argenteum, único códice en su clase en España y uno de los pocos que se conocen y que sin duda fué destruído, pues no se sabe que haya parecido en biblioteca alguna nacional ó extranjera. A la noticia que de este códice dan Villanueva y Eguren, puede añadirse una notable particularidad que ignoran los que no la han oído de Bofarull. Limpiando éste la última página ennegrecida leyó en sus letras de plata: Pipinus Rex Francorum, que parece no puede ser otro que el padre de Carlomagno. Aun cuando se supusiese que se trata del Pepino de Italia ó de uno de los dos de Aquitania, sería anterior al monasterio de Ripoll y sin duda procedente de otro más antiguo.